MANEJANDO EL RESPETO

El respeto es el sustento auténtico de la convivencia de toda comunidad, hay leyes y reglamentos con normas básicas de lo que se debe respetar. El respeto es además una forma de reconocimiento, aprecio, valoración y afirmación sincera de las cualidades, experiencia, conocimientos y colaboración de todos/as.

El respeto es relacionarse con los demás, no solo de acuerdo a leyes y disposiciones y oportunidades, ya que tiene una forma de reconocimiento, aprecio y valoración de méritos, experiencia y cualidades de los que nos rodean. También incluye las creencias religiosas.

Es valioso aplicar el concepto de: pluralidad por ideas, apreciaciones, decisiones, y desde luego valoración de convicciones políticas, sociales y religiosas; desde los puntos de vista: pedagógicos, éticos, religiosos, pluralidades y respeto.

Se impone la convicción: actúa o deja actuar sin perjudicar a nadie, ni abandonar y/o beneficiar a otros. Hay que considerar que no hay que imponer y/o provocar intencionadamente ningún cambio en otra persona, más de una vez callando y/o interrumpiendo. Habrá momentos para decir las cosas tal como son con valor y en otros que será más respetuoso callarse; también eventualmente la medida que permitirá encontrar y utilizar: el grado de mejora que se busca.

La finalidad de lo que está buscando, es valorar individual y conscientemente, con la capacidad de ocupar el lugar de la otra persona; para reconocer y respetar el sentido lógico de la dificultad y/o tropiezo.

Un valioso consejo: es tener la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, desarrollando el respeto mutuo para reconocer la posibilidad de valorar cada opinión y propuesta; desarrollando cada voluntad para reconocer la posibilidad de respetar, valorar y ayudar a desenvolver la valía del respeto entre las personas, que puedan con la fuerza interior y la virtud de la obediencia: hacer lo propuesto.

Tal vez: una recomendación que se podría desarrollar; es la virtud de la obediencia y su voluntad personal al reconocer: la posibilidad de respetar a otras personas que cuenten con la fuerza interior suficiente, para concretar lo buscado. Destacando que cada uno es diferente y requieren: un trato disímil que necesita comprensión, paciencia y respeto, para poder tratarles de un modo educado y oportuno. Sobre todo, orientado a la finalidad colectiva establecida, manejando pacientemente el merecido acatamiento de todos.

Gitana del Viento